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miércoles, 8 de junio de 2016

LEYES DESPÓTICAS EN LA REGIÓN DE MURCIA (COMENTARIO: 2 de 3)




COMENTARIO

Los cristianos tenemos claro que hay que amar al pecador, pero hay que odiar el pecado. Y que no se puede llamar bueno a lo que es malo en sí mismo: "Al pan, pan; y al vino, vino".

Flaco favor es el que se le hace a una persona que tenga estas tendencias LGTBI si se le engaña diciéndole que eso que le ocurre es algo normal e incluso deseable. No lo es. Un hombre es un hombre y una mujer es una mujer. Hay dos sexos en el ser humano. La idea de género no existe, sino que es una invención humana absurda, que contradice las leyes de la naturaleza. [Léase el siguiente artículo de Actuall para comprobar hasta qué tipo de locura estamos llegando. No sabe uno si reír o llorar].

Detrás de esta Ideología de género que  se quiere imponer a todos a  la fuerza y con amenazas, llevándola a rango de ley, como ya se ha hecho, en este caso concreto, no hay otra cosa que un intento desesperado de destronar a Dios y colocarse en su lugar, con la diferencia de que Dios es comprensivo y nos deja libres para decidir, mientras que estas personas quieren obligarnos a todos, incluso por la fuerza de la ley, a pensar de la misma manera. Y, por cierto, un pensamiento que, además, no tiene ni pies ni cabeza ... y que es anticientífico y va en contra de la realidad natural. Es lo absurdo elevado a la categoría de ley. Además, ¡ay de aquel que ose no cumplir esta "ley" o, simplemente, expresar su desacuerdo! Enseguida todo el poder del Sistema (medios de comunicación, internet, Gobierno, etc...) se volverá contra ese disidente.

En los campos de concentración, por ejemplo, en los Gulags, mataban a la gente, pero sólo su cuerpo. Ahora quieren matar el alma de los niños. Y esto es muy grave.

Sólo Dios es quien nos señala lo que es bueno y lo que no lo es. Dios, que es la verdad y que nos ha creado de una determinada manera: "Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y mujer los creó" (Gen 1, 27). El ser varón o ser mujer es algo innato a nuestra naturaleza como personas y no depende de las culturas. Por cierto, sólo en la cultura cristiana católica el varón y la mujer son considerados como lo que son, iguales en dignidad pero distintos en cuanto a sus funciones. Y por supuesto se necesitan. Son complementarios: "No es bueno que el hombre esté solo" (Gen 2, 18), dijo Dios. Y creó a la mujer como compañera suya. 

Pero es que, aun para aquellos que no creyeran en Dios, esta realidad que es el ser humano, que nace varón o mujer, es algo evidente y de sentido común. No hay que demostrar nada. Se ve. Negarlo supone negar la evidencia, lo que es sintomático de algún género de enfermedad ... no sé exactamente de qué tipo ... pero, desde luego, no es normal. 

Así las cosas, no cabe duda de que la ideología de género, como tal ideología que es y anticientífica, basada en una mentira radical acerca de lo que significa el ser una persona humana, necesariamente tiene que acabar en un fracaso, puesto que la mentira no puede sostenerse durante mucho tiempo. Eso sí, mientras tanto hará un grave daño a todos aquellos que la profesan o que la defienden … y provocará un enfrentamiento con aquellos que siguen amando la verdad ... y que quieren a sus hijos ... y no están dispuestos a que los adoctrinen (¡y los destruyan!) del modo en el que quieren hacerlo.

Es increíble que esta ley pérfida haya sido aprobada ... mediante una decisión unilateral que no representa el sentir general de la gente. Y es más: aun cuando lo representara sería igual, pues es una ley radicalmente injusta.Ante este hecho sólo cabe una alternativa: la desobediencia civil. Porque “es preciso obedecer  a Dios antes que a los hombres” (Hech 5, 29)No se puede jugar con la vida de los niños y con el futuro de la sociedad de esta manera ni se puede obligar a nadie a que corrompa a los niños … por más leyes que se dictaminen, si éstas se oponen a la realidad no sólo no obligan a su cumplimiento, sino que deben de ser desobedecidas por el bien de los niños ... y, en definitiva, por el bien de la sociedad.

Las leyes que son claramente injustas no deben de ser obedecidas. Ante ellas se impone la objeción de conciencia y la desobediencia civil; y los padres tienen una grave obligación ante Dios y, si actúan en conciencia  no pueden consentir ni aceptar este tipo de imposición a la fuerza ... una imposición que, por otra parte, es falsa e hipócrita puesto que -sin ir más lejos- la cultura católica es vilipendiada, despreciada y perseguida … ¡y, sin embargo, no pasa nada! ¡Son los cristianos quienes están realmente discriminados en esta sociedad apóstata!

Sinceramente, no encuentro ninguna explicación humana razonable que justifique esta decisión totalitaria. Por supuesto que hay una explicación, pero ésta es de orden sobrenatural. El demonio, aun cuando no se crea en él -y ése es su gran triunfo- sigue estando ahí, sigue existiendo. No es ningún mito o leyenda que los hombres se hayan inventado. Jesucristo le llamaba (y con razón) el Príncipe de este mundo. Y en el momento actual está dominando claramente al mundo. Ahora bien: sólo triunfará si, con nuestra cobardía y nuestra dejadez, le dejamos actuar … y de ello tendremos que dar cuentas a Dios. 

Hagamos oración y vivamos conforme al Evangelio. Estamos avisados: "Si no hubiera venido y les hubiera hablado, no tendrían pecado. Pero ahora no tienen excusa de su pecado" (Jn 15, 22). Si no actuamos como Jesucristo nos pide que hagamos, no debe de extrañarnos nada de lo malo que vaya a venir ... y que vendrá, en buena lógica: Hemos dejado a Dios ... y, consecuentemente,  Él también nos ha dejado a nosotros, respetando, con delicadeza, nuestra libertad, porque su amor, como tantas veces hemos dicho, nunca se nos impone sino que se nos ofrece para que lo aceptemos o lo rechacemos, pero nunca nos obliga a decirle sí a su amor ... o ya no sería amor, al ser impuesto y no libre, siendo la libertad, como lo es, una característica esencial del verdadero amor.

Ya va siendo hora de volver a creer y a amar a Jesucristo, a quien el mundo ni conoce ni ama. No hay otra alternativa ante esta sociedad pagana, anticatólica y apóstata … que se ha apartado de Dios y pretende imponernos que también nosotros adoremos a sus ídolos, como ocurría en los primeros tiempos del cristianismo. En fin, recemos y que Dios nos ayude.


José Martí