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jueves, 30 de marzo de 2017

Aclarando ideas (III): Modernismo en el Concilio Vaticano II [Froilán Aulé]


-Precisamente esas corrientes modernistas y neo modernistas se infiltraron en el Concilio y lo que ayer estaba condenado de pronto se vio casi como doctrina oficial. El Concilio, que había empezado de una manera terminó de otra porque grande fue la influencia de la llamada Nouvelle Théologie que arremetía contra toda la escolástica y cuyos exponentes principales fueron Yves Congar, Danielou, Chenu, Teilhard de Chardin. Entre ellos también estaba Henri de Lubac, pero de otra estatura teológica más elevada.

Lo que sigue fue escrito por un testigo de esos acontecimientos: Ralph M. Wiltgen en su libro "El Rhin desemboca en el Tíber. Historia del Concilio Vaticano II", ha mostrado documentadamente cómo la influencia protestantizante llegó a Roma desde los países bañados por el Rhin (Alemania, Austria, Suiza, Francia y Holanda) y de la vecina Bélgica.


"Los cardenales y teólogos de estos seis países - afirma y documenta el Padre Wiltgen- consiguieron ejercer un influjo predominante sobre el Concilio Vaticano II"

A los teólogos franceses se sumaban Karl Rahner y Schylebeeckx. En definitiva, todos ellos venían a barrer toda la teología anterior. La brecha que se abrió fue de tan serias consecuencias que -después de un período de relativa contención, la de los últimos pontificados- ahora se ha profundizado y el proceso de demolición de la fe se ha acelerado.

Ambigüedades deliberadas

Hubo en los textos del Concilio ambigüedades puestas deliberadamente, es decir con non sanctas intenciones. 

Dicho por quien fuera perito, o sea experto teológico nombrado, el P. Schillebeeckx: "Hemos empleado frases ambiguas y sabemos cómo las interpretaremos en el futuro".

Es que el Concilio había empezado con una buena intención, con un programa que luego fue, en un golpe de mano, echado por la borda.

Y allí se metieron esos peritos que asistían a los obispos, todos de corte modernista, algunos de la Nouvelle Théologie, este mismo Schillebeeckx que posteriormente fue llamado al orden repetidas veces por Roma por sus tesis heréticas sobre la virginidad de María, la Resurrección del Señor y otras muchas más. Para más datos Shillebeeckx fue el principal autor del herético Catecismo holandés.

También estaba en el grupo de expertos el inefable Hans Küng y el joven Ratzinger, quien mucho más tarde abjuraría de todas esas tesis modernistas.

Esa táctica de usar lenguaje ambiguo que se entienda según el gusto de quien lo interpreta es, por principio, antievangélica. El Señor dijo que tu hablar sea si, si y no, no; el resto proviene del Maligno.


Continuará