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sábado, 26 de julio de 2014

¿Fundamentalismo cristiano? (5) [Libertad cristiana]

Si se desea acceder al Índice de esta primera parte sobre Fundamentalismo cristiano, hacer clic aquí

¿Cómo es posible que el Papa diga que el verdadero Islam y una adecuada interpretación del Corán se oponen a toda violencia? Eso es falso. Yo tengo la impresión de que el papa Francisco no se ha leído el Corán. ¿O sí se lo ha leído, que es lo más lógico?. Pues entonces no se entiende que hable de adecuadas interpretaciones del Corán, puesto que hay en él infinidad de expresiones que no han lugar a interpretación alguna: están muy claras. En ellas se dice lo que se dice; y lo que se dice es lo que se quiere decir:  

Matadlos dondequiera que los encontréis y expulsadlos de donde os hayan expulsado. La oposición [a vuestra creencia] es más grave que matar”[Corán 2:191] 


“Y no los matasteis vosotros, Alá los mató. Ni tirabas tú cuando tirabas sino que era Alá quien tiraba”.[Corán 8:17] 


Estas frases no necesitan comentario. Poseen una claridad meridiana [por desgracia]. Y buena prueba de que se han interpretado literalmente [tal como suenan] son los hechos históricos, tanto los antiguos como los actuales, que atestiguan que la violencia está contenida en el libro del Corán.  Ésa es la razón (¡me parece a mí!) que explica la violencia de los creyentes del Corán


Aunque dada la insensatez humana no sería de extrañar con que nos encontráramos con algún espécimen (¡que siempre los hay!) que afirme que, en realidad eso que dice en el Corán no es lo que parece decir; que significa justo lo contrario [y que, además, se quede tan tranquilo después de haber salido ese exabrupto de su boca].  No deja de parecer algo extraño -cuando menos- el afirmar que lo negro es blanco, simplemente porque yo quiero que sea blanco. ¿Tan complicado es llamar a las cosas por su nombre? Llamar al pan, pan y al vino, vino. ¿Tan difícil es? No hay peor ciego que el que no quiere ver -dice el refrán. Y es muy cierto. ¿O es que preferimos proceder como decía Stalin o Lenin: "Si los hechos dicen otra cosa, peor para los hechos"? Pienso que nos estamos volviendo locos o tal vez, obtusos, ignorantes, cobardes y traidores. O quizás ambas cosas.

¿Cómo puede decir el Papa que "los cristianos tenemos también grupos fundamentalistas". La coacción y la violencia son antievangélicas y van en contra de la voluntad de Jesucristo, que es el Fundador de la Iglesia. La Biblia es el Libro Sagrado del cristiano, el Libro Sagrado por antonomasia, y no tiene punto de comparación ni con el Talmud ni mucho menos con el Corán, libros que provienen de un eclecticismo de religiones y que no son, por lo tanto, propiamente sagrados, sino invenciones de hombres... o sea, nada. No se entiende un Libro Sagrado que justifique la violencia. El Corán, en concreto, lo hace hasta extremos insospechados. Y los hechos cantan. Tomando el Corán como base y justificación de su conducta, se producen auténticas masacres en nombre de Alá, sin respeto a la libertad de aquellos que no se conviertan al Islam. 


¡El Evangelio es otra cosa! La libertad -y el respeto a la libertad de los demás- es lo propio del cristiano. Jesús siempre apela a la libertad, nunca impone. "El que quiera ser mi discípulo..."  (Mt 16,24).  Cuando Jesús les anuncia a sus discípulos que Él es el pan de vida, dice la Biblia que muchos discípulos se echaron atrás y ya no andaban con Él (Jn 6, 66), ante lo cual no sólo los dejó ir y no los obligó a quedarse, sino que dijo a los doce: "¿También vosotros queréis marcharos?" (Jn 6,67). Enfrentados a esa pregunta directa por parte de Jesús, Simón Pedro le respondió [en nombre de todos]: "Señor, ¿Y a quién iríamos? Tú tienes palabras de vida eterna; y nosotros hemos creído y conocido que Tú eres el Hijo de Dios" (Jn 6, 68-69). Los textos son innumerables: "Si alguno tiene sed, que venga a Mí ..." (Jn 7,37). "Si alguno me ama guardará mi palabra ..." (Jn 14,23). En el mismo Apocalipsis dice Jesús: "Mira que estoy a la puerta y llamo: si alguno escucha mi voz y abre la puerta, Yo entraré en su casa y cenaré con él y él cenará conmigo" (Ap 3,20). 


Hay dos ideas importantes que deben de tenerse en cuenta. La primera es que en el ejercicio de nuestra libertad con relación a Él no podemos no definirnos"El que no está conmigo está contra Mí" (Mt 12, 30a). Y la segunda es la idea de responsabilidad (íntimamente unida a la libertad e inseparable de ella): somos responsables de las consecuencias de la respuesta que, libremente, le demos al Señor. Es esencial tener esto muy claro: "El que no recoge conmigo desparrama" (Mt 12, 30b). Según sea nuestra decisión (en realidad, el curso de todas las decisiones que tomemos a lo largo de nuestra vida, en las cuales nos vamos definiendo) así será nuestro destino futuro, labrado por nosotros mismos. En el tiempo nos estamos jugando lo que queremos que sea nuestra eternidad


La voluntad de Jesús con respecto a nosotros es muy clara: "Padre, quiero que donde Yo estoy también estén conmigo los que Tú me has confiado ... (Jn 17, 24) ... "para que el Amor con el que Tú me amaste esté en ellos; y Yo en ellos" (Jn 17,26). Él quiere una relación íntima y amorosa con cada uno de nosotros, de tú a tú, en perfecta reciprocidad de amores porque Perfecto quiere ser su amor por nosotros ... si se lo permitimos. Pero ¿hasta qué punto estamos dispuestos a decirle que sí a todo lo que Él nos pida? Él dio su vida por nosotros, por Amor, para que nos pudiéramos salvar y porque deseaba nuestro amor. No es que lo necesitara, puesto que Dios no necesita nada de nosotros ... ¡pero ha querido necesitar de nosotros, ha querido necesitar de nuestro amor,..., y por eso se hizo hombre! "Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos" (Jn 15,13). Él la dio por nosotros. Y nuestra respuesta amorosa no puede ser otra que darle también nosotros la nuestra que, al fin y al cabo, la hemos recibido de Él.


Es muy humano que nos preguntemos qué vamos a sacar nosotros de todo esto. Como hizo Pedro, cuando le dijo a Jesús: Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido, ¿qué recompensa tendremos? La respuesta de Jesús es consoladora (entre otras cosas porque es verdad. Él es la Verdad): "Todo el que haya dejado casa, hermanos, o hermanas, padre o madre, o hijos, o campos, por causa de mi nombre, recibirá el ciento por uno [en esta vida] y heredará la vida eterna" (Mt 19, 27. 29)

En el Apocalipsis, que es un libro de Consolación, podemos leer [todas las palabras se refieren a Jesús]: "Mira, he aquí que vengo pronto, y conmigo mi recompensa, para dar a cada uno según sus obras" (Ap 22,12). En Él lo vamos a encontrar absolutamente todo y todas nuestras ansias tendrán en Él su perfecto cumplimiento : "Nos hiciste, Señor, para Tí - decía San Agustín- y nuestro corazón estará inquieto hasta que descanse en Tí". Él es nuestro Dios y nuestro amigo, el Único que puede dar sentido a nuestra existencia: "Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último, el principio y el fin" (Ap 22,13) "... la estrella brillante de la mañana" (Ap 22,16)


"Al que venza le daré a comer del árbol de la vida, que está en el paraíso de Dios" (Ap 2,7)

"Sé fiel hasta la muerte y te daré la corona de la vida" (Ap 2,10).

"Al que venza le daré del maná escondido y una piedrecita brillante. Y escrito sobre ella un nombre nuevo, que nadie conoce, sino el que lo recibe" (Ap 2, 17)

"Al que venza, al que sea fiel hasta el fin en mi servicio, le daré poder sobre los pueblos (...); le daré también la estrella de la mañana" (Ap 2, 26.28)

"El que venza será revestido de blancos ropajes y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre ante mi Padre y ante los ángeles" (Ap 3, 5)

"Al que venza le haré firme columna en el templo de mi Dios, y ya nunca más saldrá fuera; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios (...) y mi nuevo Nombre" (Ap 3,12)

"Al que venza le concederé sentarse conmigo en mi trono, como Yo también vencí y me senté con mi Padre en su trono" (Ap 3, 21)

Desde luego merece la pena seguir a Jesús, porque no debemos olvidar que, aunque sea difícil y dura la vida del que da testimonio de Él, sin embargo, no deja de ser muy consolador, no ya la promesa de futuro de estar con Él para siempre [que, por supuesto que sí], sino que ¡ya! (aunque sea en primicias!) Él está con nosotros. Y por eso puede decirnos: "Tomad sobre vosotros mi yugo y aprended de Mí que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas [este descanso se refiere al presente, no al futuro]. Pues mi yugo es suave y mi carga ligera" (Mt 11, 29-30)

En fin, queda claro que el amor de Dios es esencialmente libertad. Por eso la fe no se puede imponer a nadie, bajo coacción o violencia, en el seno de la Iglesia Católica: no habría tal fe: NO ES ÉSE EL ESPÍRITU DEL EVANGELIO.

(Continuará)