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lunes, 24 de julio de 2017

OBJETIVO "1984": Winston carece de argumentos porque no cree en Dios (por José Martí) [5 de 6]


Como venimos diciendo el objetivo a conseguir es el de una humanidad formada por esclavos (una humanidad inhumana); seres humanos sin libertad, que hayan perdido por completo su capacidad de razonar. Sólo existirá un único Pensamiento correcto, el Pensamiento único, del cual nadie podrá discrepar, bajo penas que llegarán incluso a la muerte de los que se atrevan a expresar lo que realmente piensan (si es que todavía son capaces de pensar). 

Para que ese Sistema, que se conoce como Nuevo Orden Mundial, sea factible y pueda funcionar, es preciso que quienes lo componen piensen que son realmente libres: tienen que estar convencidos de que lo que hacen, que coincide con el Pensamiento Único, es lo mejor y es lo que ellos quieren hacer. Se cuenta, para ello, con todos los medios de comunicación, cuya misión principal será precisamente la de conseguir ese objetivo, algo que, por cierto, ya están haciendo; y, además, con bastante eficacia, mediante un bombardeo continuo y siempre en el mismo sentido ... de manera que, inevitablemente, cada vez será mayor el número de los que se unan a esta visión única de la vida, que es la del Gran Hermano de la novela "1984" de Orwell. 

Pero esto es sólo el principio: a medida que se vaya produciendo este cambio de mentalidad, este endiosamiento del hombre, está previsto que todo aquél que no comulgue con ese pensamiento sea señalado como un bicho raro, primero ... y luego, si no se "convierte", como un enemigo al que hay que eliminar, porque es un estorbo para el progreso de la sociedad.  

En la novela de Orwell, al final, todos, absolutamente todos (también los que combatían a Gran Hermano, aunque fuera sólo en su mente o en sus sentimientos) acabaron pensando y sintiendo como Gran Hermano. Y, una vez que se conseguía este objetivo, ellos, que ya sabían que su destino era la muerte por ser "herejes del Pensamiento", morían  con la "conciencia" de que su muerte era algo merecido y justo, debido a que habían traicionado al Gran Hermano, atreviéndose a pensar por su cuenta. Su muerte constituía así el triunfo de la mentira y de lo absurdo frente a la verdad y a la realidad percibida por los sentidos. Espeluznante. Esto es lo que ocurrió en la novela de George Orwell, de título "1984". Pero hay que decir, a fuer de ser sinceros, que los habitantes de ese mundo de Oceanía se encontraban completamente desprotegidos; no tenían ninguna salida posible ... y finalmente todos, absolutamente todos, claudicaban, necesariamente.



Para que se entienda mejor lo que pretendo transmitir, escribo un párrafo de esta novela, que viene a ser, en cierto modo, un resumen de la misma. Se trata de una conversación que tiene lugar entre un Policía del Pensamiento (O´brien) y nuestro protagonista (Winston), aquel que se empeña en pensar y en sentir a lo humano. Comienza hablando O'brien.

- Ya veo que empiezas a darte cuenta de cómo será ese mundo. Pero acabarás haciendo más que comprenderlo. Lo aceptarás, lo acogerás encantado, te convertirás en parte de él.

Winston había recobrado suficiente energía para hablar:

- ¡No podréis conseguirlo! -dijo débilmente
- ¿Qué has querido decir con esas palabras, Winston?
- No podréis crear un mundo como el que has descrito. Eso es un sueño, un imposible.
-¿Por qué?
- Es imposible fundar una civilización sobre el miedo, el odio y la crueldad. No perduraría.
-¿Por qué no?
- No tendría vitalidad. Se desintegraría. Se suicidaría.
- (...) ¿Qué importaría? ¿No comprendes que la muerte del individuo no es la muerte? El Partido es inmortal.

(...) Apagadamente, sin argumentos, sin nada en que apoyarse excepto el inarticulado horror que le producía lo que había dicho O'brien, volvió al ataque.

- No sé, no me importa. De un modo u otro, fracasaréis. Algo os derrotará. La vida os derrotará.
Nosotros, Winston, controlamos la vida en todos sus niveles. Te figuras que existe algo llamado la naturaleza humana, que se irritará por lo que hacemos y se volverá contra nosotros. Pero no olvides que nosotros creamos la naturaleza humana. Los hombres son infinitamente maleables. O quizás hayas vuelto a tu antigua idea de que los proletarios o los esclavos se levantarán contra nosotros y nos derribarán. Desecha esa idea. Están indefensos, como animales. La Humanidad es el Partido. Los otros están fuera, son insignificantes.
- No me importa. Al final, os vencerán. Antes o después os verán como sois, y entonces os despedazarán.
- ¿Tienes alguna prueba de que eso esté ocurriendo? ¿O quizás alguna razón de que pudiera ocurrir?
- No. Es lo que creo. Sé que fracasaréisHay algo en el universo -no sé lo que es: algún espíritu, algún principio contra lo que no podréis.
- ¿Acaso crees en Dios, Winston?
- No.
- Entonces, ¿qué principio es ése que ha de vencernos?
- No sé. El espíritu del hombre.
- ¿Y te consideras tú un hombre?
- Sí.
- Si tú eres un hombre, Winston, es que eres el último. Tu especie se ha extinguido; nosotros somos los herederos. ¿Te das cuenta de que estás solo, absolutamente solo? Te encuentras fuera de la historia. No existes.

Como podemos leer, el relato es estremecedor. Winston no tiene nada en qué apoyarse. Sólo intuiciones acerca de la naturaleza humana. El bien tiene que vencer sobre el mal. Esto tiene que ser así y no puede ser de otra manera ... ¡pero no argumenta!. No puede argumentar, aunque quiera; no tiene ninguna salida. Sólo habría una. La única salida posible, la que sería capaz de hacer frente a toda esa farsa y a ese mundo marcado por el odio, sería la creencia en Dios ..., pero ésta queda descartada en la novela por él mismo quien, ante la pregunta de O'brien sobre si cree en Dios le responde que no [Por cierto, es la única referencia que se hace a Dios en esta novela]

Ese es el motivo por el que Gran Hermano consigue lo que persigue, a saber: el Poder y el control absoluto sobre todos los habitantes de Oceanía, un poder incluso sobre su mente, su voluntad y hasta sus sentimientos. Todo está -o acabará estando- sometido al Gran Hermano. Un final trágico. En realidad no podía ser de otro modo. Sólo la apertura a la trascendencia puede salvar al hombre.

La corriente inmanentista actual [es decir, el modernismo, el progresismo, el comunismo, etc...], que se queda en algo que es sólo para este mundo, y en donde se rechaza abiertamente toda idea de Dios como un Ser Trascendente y Causa de todo cuanto existe, está dando lugar a un mundo cada vez más pervertido, en todos los sentidos. 

Un mundo que se enorgullece de ser anti-Dios: el "orgullo" gay, el "orgullo" de abortar [¡yo soy dueña de mi cuerpo!], el orgullo de erigirse en juez de lo que es y de lo que no es [es el caso de la ideología de género], el "orgullo" de ser apóstata y de ir en contra de todas las leyes divinas, no sometiéndose a ellas y fabricándose otras leyes que son anti-natura [¡no existe la naturaleza! ¡no se es hombre o mujer!] ... todo este "orgullo" está llevando al mundo a la locura y a su propia aniquilación. Es imposible que una sociedad perdure basándose en la injusticia, en la corrupción, en la perversión y en el odio.


(Continuará)